“Viajando con Arawak desde el sofá”: Huesca.- Segundo día.
¡Buenos días! ¡Continuamos con nuestro viaje!
Empezamos la mañana conociendo parte del segundo parque nacional reconocido en España; el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Después de coger fuerzas con un desayuno copioso, nos vamos hacia el precioso pueblecito de Torla desde donde continuaremos avanzando por una sinuosa carretera hacia la Pradera de Ordesa. Allí, tras dejar el autocar y proveernos de agua y un pequeño tentempié (sin olvidar algo de abrigo por si las moscas), nos dirigimos por la derecha hacia el camino por el que solemos ir cuando queremos adentranos un poco más en este magnífico lugar Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, hacia la Cola de Caballo. La Cola de Caballo es una espectacular cascada situada al fondo del valle de Ordesa, ¡todo un clásico que no pierde su belleza! Ida y vuelta a un buen ritmo serán unas cuatro o cinco horas. Nosotros vamos a llegar un poco más abajo, siguiendo el río Arazas que forma este precioso valle, subiendo poco a poco y sin demasiado esfuerzo por entre un bosque formado por robles, hayas (que en otoño tienen un colorido espectacular), abetos blancos, pinos silvestres… Y yendo en silencio vamos a poder disfrutar del sonido del agua y del cantar de los pájaros, toda una orquesta natural para deleitarnos… Según ascendemos, vamos viendo diferentes saltos de agua como las Cascadas de Arripas , la Cascada de la Cueva y la Cascada del Estrecho. Nuestro recorrido llega hasta aquí, pero si quisiéramos continuar llegaríamos a otras cascadas; las Gradas de Soasso, y algo más adelante, la magnífica Cola de Caballo, con un impresionante circo glaciar de fondo. Sobre él se alzan las cumbres del Cilindro, Monte Perdido y Pico Añisclo. Cruzamos por un puente al otro lado del río y por una pista ancha y muy sencilla vamos bajando entre hayas hasta llegar de nuevo al parking.
Cogiendo el autocar nos digimos a a Torla, donde aparcamos nuestro bus a la salida del pueblo. Justo al lado tenemos el Centro de Interpretación del Parque, donde podremos conseguir algún folleto para empaparnos más de todas las maravillosas que contienen este parque. Justo aquí podemos conseguir otra de las fotos más perseguidas de Ordesa; la imagen de la Iglesia de San Salvador y las casas de piedra de Torla con el macizo de Ordesa de fondo, el Mondarruego. Primavera, verano, otoño, invierno… en cualquier estación esta imagen es impresionante.
Nos adentramos en el pueblo para disfrutar de un recorrido por sus calles de estilo medieval con casonas del siglo XIII y sus fachadas llenas de escudos. Aquí nos empezamos a encontrar las típicas chimeneas del Alto Aragón, las espantabrujas, cuya terminación recuerda al sombrero de una bruja (la leyenda dice que para evitar que las brujas entraran en las casas se puso algo similar a un sombrero de una de ellas para evitar que ninguna otra entrase por miedo a quedarse atascada como su compañera). Y de muchas de las chimeneas sale un aroma indescriptible a carne asada en horno de piedra que quita el sentido, así que, a comer toca. A por el ternasco asado, la carne a la brasa, las migas de pastor, el pollo al chilindrón o los guisos de caza. !O un poco de todo!
Volvemos al parking para coger el autocar y dirigirnos a nuestro punto de residencia temporal, la también impresionante Villa de Aínsa. Calificado también como uno de los pueblos más bonitos de España, se encuentra situada estratégicamente en la confluencia de los ríos Cinca y Ara. A 589 metros de altitud, es la encrucijada más importante de vías de comunicación de este sector pirenaico.
El Casco Antiguo de Aínsa es Conjunto Histórico-Artístico y Monumento Nacional. Llegamos con el autocar hasta el parking de la zona alta del pueblo, justo a la entrada del castillo que data del siglo XI y desde donde, subiendo a sus murallas, podemos apreciar una gran vista de las Tres Sorores, unos picos con una historia un tanto macabra que la guía local nos explica (pero no la vamos a desvelar aquí para que la conozcáis in-situ).
En una de las torres del castillo se encuentra un ecomuseo muy interesante sobre la fauna local y también se puede visitar la oficina de turismo. Seguimos caminando y llegamos a la Plaza Mayor, reconocible por sus soportales.
Cogiendo una de las dos calles empedradas que crean la villa, la de la mano izquierda, llegamos a la Iglesia parroquial de Santa María, románica del siglo XI, y que por tan solo 1 € nos recibe con cantos gregorianos mientras podemos deleitarnos admirando su retablo iliminado. Su torre, de dimensiones únicas en el románico aragonés, hace imprescindible su visita, y si aún tenemos ánimos (y se encuentra abierta), podemos subir a lo alto porque la vista desde arriba es preciosa.
Seguimos bajando un poco más y nos metemos por una pequeña calle hacia un precioso mirador desde donde contemplamos el Embalse del Mediano, en el que confluyen las cristalinas aguas de los ríos Cinca y Ara. Y si bajamos un poco más la calle llena de recovecos, casas empedradas (muchas de ellas tiendas de recuerdos) y macetas que cuelgan en las terrazas, llegamos a la otra puerta de acceso a la población y final del casco antiguo.
¡Esperad, que no se ha acabado nuestro día! Aprovechad a hacer pequeñas compras antes de dirigirnos al autocar porque aquí nos encontraremos con panaderías, muchas tiendas de productos típicos y como no, accesorios para subir a la montaña y tiendas especializadas de ropa. Que descanséis, ¡nos vemos mañana!