“Viajando con Arawak desde el sofá”: La Ruta Transpirenaica_Día 3
Hoy vamos hoy a recorrer una parte del viaje que coincide con una zona ya conocida de nuestro segundo viaje desde el sofá en la provincia de Huesca, la zona del pirineo oscense. Son tres días de viaje de esta ruta que vamos a resumir en dos, para no agobiarnos con tanto texto y fotos.
Así que hoy, desde Viella nos dirigimos hacia Benasque, donde llegaremos tras poco más de una hora de recorrido. Pararemos aquí a desayunar y estirar un poco las piernas, así que tenemos una nueva oportunidad para probar los dulces locales; trenzas de Benasque, los típicos sequillos y el dulce de merengue con avellana bautizado como “Aneto”. Para los que van más por lo salado, también pueden comerse un buen bocadillo de embutido local, según preferencias… Y aprovechamos para dar un paseo por este bonito pueblo, donde podemos encontrar numerosos edificios de piedra y pizarra, plazas y rincones que conservan un encantador ambiente de montaña, y la iglesia Santa María la Mayor de origen románico, del siglo XIII con modificaciones en el XVII, el Palacio de los Condes de Ribagorza, de estilo renacentista, o la Casa Juste con su impresionante torreón, así como el puente medieval sobre el río Ésera.
A continuación vamos a recorrer una parte del Valle de Benasque, situado en la comarca de la Ribagorza, en el tramo superior de la cuenca del río Ésera. Corazón del Pirineo, alberga el mayor número de cimas de 3.000 metros de altura de los Pirineos. Nos vamos a dirigir al Parque natural Posets-Maladeta, uno de los Espacios Naturales Protegidos de Aragón certificado con la Q de Calidad Turística.
Nos dirigimos hacia Los Llanos del Hospital, perteneciente al término municipal de Benasque y al pie de la línea de crestas que forma la frontera con Francia entre las que se cuenta por supuesto el pico Aneto, con sus 3.404 m de altura. Comenzaremos nuestro paseo junto a los edificios del Hospital, creado en un primer momento en la Edad Media por los caballeros de la Orden de San Juan, para auxiliar a los caminantes que cruzaban los Pirineos por los pasos de montaña del valle. Actualmente es un hotel que acoge a otra clase de caminantes ;). Aquí daremos un paseo para poder disfrutar de algunos saltos de agua y de preciosas vistas, así como los restos del antiguo hospital medieval.
Este paseo, que la otra vez no lo describimos, consiste en dirigirse a la izquierda del hotel por un pequeño sendero hacia alguno de los muchos saltos de agua de diferentes riachuelos que van a dar al río Esera, o bien dirgirse a la derecha del hotel por la pista hacia los Ibones de Plan d’Están de Alto, una zona donde tenemos unas vistas preciosas (ibón es el término aragonés para pequeño lago de montaña de origen glaciar, aunque aquí no siempre vamos a encontrar un lago, sino una pradera si el año ha sido seco o un montón de nieve si vamos en invierno). Es un camino sencillo de ida y vuelta por una pista tranquila.
Al terminar nuestro paseo, regresaremos a Benasque para comer; ya sabéis… salseta de bacalao (típico de la zona), jabalí con chocolate o la olla benasquesa o recau.
Y tras reponer fuerzas volvemos al parking para coger el autocar y dirigirnos a nuestro nuevo punto de residencia temporal, la impresionante villa de Aínsa, calificada como uno de los pueblos más bonitos de España, Situada estratégicamente en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, a 589 m. de altitud, es la encrucijada más importante de vías de comunicación de este sector pirenaico.
El Casco Antiguo de Aínsa es Conjunto Histórico-Artístico y Monumento Nacional. Llegamos con el autocar hasta el parking de la zona alta del pueblo, justo a la entrada del Castillo., que data del siglo XI, y desde donde, subiendo a sus murallas, tenemos una preciosa vista de las Tres Sorores, unos picos con una historia un tanto macabra que la guía local nos explica (y no vamos a desvelar aquí para que la conozcáis in-situ). En una de sus torres nos encontramos un Ecomuseo muy interesante sobre la fauna local y la oficina de turismo en uno de los laterales. Seguimos y nos metemos en la Plaza Mayor, con sus soportales y los restos de dos prensas de uvas en los laterales y cogemos una de las dos calles empedradas que crean la villa, la de la izquierda en esta ocasión, para llegar a la Iglesia parroquial de Santa María, románica del siglo XI, y que por 1 € nos recibe con cantos gregorianos a la vez que nos ilumina el retablo. Su torre, de dimensiones únicas en el románico aragonés, hace imprescindible su visita, y si aún tienes ánimos (y está abierta), la vista desde arriba también es muy bonita. Seguimos bajando un poco más y nos metemos por una pequeña calle hacia un precioso mirador desde donde contemplamos el Embalse del Mediano, en el que confluyen las cristalinas aguas de los ríos Cinca y Ara. Y si bajamos un poco más la calle llena de recovecos, casas empedradas (muchas de ellas tiendas de recuerdos), y macetas colgando en sus terrazas, llegamos a la otra puerta de acceso a la población y al final del casco antiguo.
Pero no se ha acabado todavía nuestra visita poque abajo nos encontramos con panaderías, muchas tiendas de productos típicos y como no, ropa para prepararse a subir a la montaña. Y aquí está ubicado nuestro alojamiento. Antes de ir a cenar, podemos cruzar el puente y situarnos sobre el Río Cinca. ¡Hasta mañana!