Rumbo a Bélgica: de Flandes a Valonia y el Ducado de Brabante

En esta ocasión nos ponemos rumbo a Bélgica para recorrer las regiones de Flandes y Valonia y el Ducado de Brabante. Un completo viaje por este país, sus ciudades y sus monumentos, a través del cual descubriremos también algunas de las zonas de Europa más desconocidas y repletas de historia.

El punto de partida para nuestro viaje a Bélgica se iniciará en Madrid, desde donde volaremos a la capital del país, Bruselas. En esta ciudad belga, podremos visitar algunos de sus lugares más emblemáticos y reconocibles como el Atomium o el Palacio Real. No podemos tampoco olvidarnos de la magnífica Grand Place, centro de la vida bruselense y una de las más célebres de todo el continente.

En todo caso, no podemos conocer apropiadamente Bruselas sin perdernos por sus calles, probar el chocolate de alguna de sus famosas chocolaterías, recorrer las Galerías St. Hubert, las primeras galerías comerciales cubiertas de Europa; contemplar el Manneken Pis o entrar en la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula cuyas vidrieras nos dejarán boquiabiertos.

Tras Bruselas, nuestra segunda parada en este viaje por Bélgica será la ciudad de Gante. Aquí nació el Rey Carlos I, al que en los Países Bajos se conocería como Rey Carlos V. Gante es una auténtica maravilla para la vista. Iniciaremos nuestro recorrido por el casco antiguo, en que el podremos recorrer el Muelle de las Hierbas, uno de los lugares más repletos de magia de esta ciudad belga.

A continuación, visitaremos también el Castillo de los Condes de Flandes, que históricamente ha sido Casa de la Moneda, prisión e, incluso, fábrica de algodón. Y, por supuesto, no podemos dejar de entrar a la Catedral de San Bavón, que alberga uno de los mayores tesoros artísticos de la ciudad, el políptico “La Adoración del Cordero Místico” de Jan Van Eyck, magnífico ejemplo de la primitiva pintura flamenca.

Nuestro siguiente destino, previo paso por Bruselas, será Waterloo, a la que seguro identificarán como escenario de la famosa batalla de 1815 que puso fin al Imperio de Napoleón. En ella, podremos ver la Colina del León, un túmulo de 1821 coronado por un león de hierro forjado, en cuya base veremos el “Panorama de la batalla”, que ilustra en 360º los escenarios de aquel gran enfrentamiento.

Colina del León, en Waterloo.

Desde aquí, nos dirigiremos a Mons, en la cima de una pequeña colina del conocido como “País negro”. El principal monumento a visitar será la Colegiata de Santa Waudru, de 1450, y uno de los edificios más representativos del estilo gótico brabantino. En su interior, además, podremos ver el Carro de Oro, raro ejemplar que data del siglo XVIII. Además, en Mons es también visita obligatoria su Grand Place, con la estatua de la suerte de la mona de hierro fundido y su torre del campanario, declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO.

En el cuarto día de nuestro viaje a Bélgica, nos desplazaremos a otra de sus ciudades más conocidas, Brujas. Una ciudad en la que la magia no se limita a su nombre, como tendremos ocasión de comprobar en un Crucero por sus canales. La ciudad conserva aún buena parte de su pasado medieval (murallas, torres, puertas de acceso…), además de una de las más famosas reliquias cristianas, la de la Santa Sangre de Jesucristo, que se conserva en la Basílica de la Santa Sangre, del siglo XII.

Desde aquí continuaremos viaje hacia la capital de Valonia, Namur, en una ubicación privilegiada en la unión de los ríos Mosa y Sambre. Hablar de Namur es, indefectiblemente, hablar de la archifamosa Ciudadela de Namur, del siglo XVII, desde la que tendremos unas impresionantes vistas de la ciudad y del valle aledaño, además de poder visitar un castillo del siglo XI. A continuación, daremos un paseo en barco y, al bajar a la ciudad, veremos la Catedral de Saint Aubain y su neoclásica belleza con fachada convexa del siglo XIII.

Dinant y su Colegiata de Nôtre Dame.

La siguiente población de nuestra ruta será Dinant, una verdadera joya excavada entre macizos rocosos, en la que no podemos dejar de visitar su Colegiata de Nôtre Dame, con su campanario en forma de bulbo, su púlpito del siglo XVIII y una de las vidrieras más altas de Europa, en magníficos tonos azules.

Llegaremos así a nuestro sexto día de viaje por Bélgica, que comenzaremos en la ciudad de Malinas (o Mechelen, si les preguntan a los locales). Esta ciudad está considerada la capital eclesiástica del país y es famosa por sus carillones y sus tapices. La mayor concentración de edificios históricos la encontraremos, quizá, en su Plaza Mayor. En todo caso, su edificio más representativo es la Catedral de San Rumoldo y sus carillones de 49 campanas.

Estación de Amberes.

Tras Malinas, dirigiremos nuestros pasos a otra conocida ciudad belga, Amberes. ¿Qué decir de su catedral, una de las más importantes de estilo gótico de toda Europa y cuyo carillón cuenta, nada más y nada menos, que con 547 campanas? Además, por si fuera poco, en su interior podremos contemplar una de las obras más importantes del gran Rubens, “El descendimiento de la Cruz”. De hecho, si sois aficionados al arte y en concreto a este gran pintor, habréis llegado al lugar indicado, ya que aquí podremos visitar la Casa de Rubens. Habitada por él hasta 1611, fue posteriormente restaurada y cuenta con un pabellón que reproduce la florentina Capilla de los Pazzi, además de diez obras maestras de Rubens y, entre ellas, su “Adán y Eva”.

El último día de recorrido por Bélgica, antes de nuestro regreso a España, nos llevará a Lovaina tras el almuerzo. Una ciudad universitaria en la que destaca su Grote Markt, plaza en la que encontraremos su ayuntamiento o Stadhuis, destacada obra tardogótica en estilo brabantino, además del edificio de la Mesa Redonda y la Colegiata de San Pedro. Una curiosidad, esta colegiata es, junto a la Catedral de Alcalá de Henares, el único templo del mundo con el título de Iglesia Magistral. Además, los aficionados al arte podrán maravillarse en su interior con “La Última Cena” de Dirk Bouts.

Estación de Lieja, obra de Santiago Calatrava.

Y así terminaremos nuestro viaje por las ciudades más representativas de Bélgica en Lieja, una ciudad que recibió el apodo de “Ciudad Ardiente” y que cuenta con una gran riqueza artística. Su centro es la Plaza de St-Lambert, en la que destaca el Palacio de los Príncipes-obispos y la Catedral de San Pablo, ambas del siglo X. También de visita obligada es la Colegiata de San Bartolomé, con su pila bautismal, obra maestra de la orfebrería del siglo XII, así como la Estación de tren de Guillemins, erigida en cristal y cemento por el español Santiago Calatrava.

Desde aquí, regresaremos a Bruselas, en la que podremos disfrutar de unas horas libres antes de regresar a Madrid por vía aérea. Un viaje que, a buen seguro, os dejará un sinfín de imágenes para el recuerdo y que os invitamos a realizar con nosotros del 1 al 8 de septiembre. ¡No lo dejéis, que las plazas son limitadas!

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